sábado, 10 de marzo de 2012

Globalización y/o Regionalismo



 

En las últimas décadas el fenómeno de globalización ha llevado a muchos países a un crecimiento extraordinario gracias a que les ha brindado la oportunidad de ser partícipes de los grandes avances tecnológicos, a aprovechar al máximo sus ventajas comparativas e incluso a ser destino de grandes inversiones directas que, en algunos casos, han dado lugar a un rápido desarrollo. Por estos motivos, existe una gran multitud de países que se posicionan claramente a favor de la globalización y la ofrecen al resto como si de la panacea que calma todos los males económicos se tratara.


Lo cierto es que existen varias formas de dar el paso a ser partícipe de la globalización y no todos los procesos de apertura al exterior tienen los mismos efectos, sobre esto algo podrían decir los rusos que dieron el adiós al centralismo y la bienvenida al librecambio de una forma quizás equivocada,lo que les llevó a unas tasas negativas de crecimiento del PIB que llegaron a casi -15% en 1992 (BM). Quizá por este motivo ocurre que, paralelo al proceso de la globalización, estamos asistiendo a un proceso de regionalismo, como si ambos fenómenos fuesen la cara y la cruz de la misma moneda. Y es que si analizamos la situación actual, vemos como los mejores jugadores de la globalización se encuentran en algún tipo de proceso de integración regional, desde Alemania con la Unión Europea hasta Singapur con la ASEAN.

 
Pero, ¿por qué se llevan a cabo ambos procesos de forma paralela?, principalmente porque entrar a jugar en el tablero de la globalización puede tener consecuencias muy distintas según el camino que se haya elegido.
Podemos tomar como ejemplo México, un importante jugador de la globalización y por lo tanto defensor del proceso, que actualmente se encuentra en la NAFTA (North American Free Trade Agreement). En este caso vemos como el 90% de la exportaciones mexicanas se destinan a los otros dos socios de la NAFTA, es decir, a Estados Unidos y Canadá, lo que le da al país la seguridad suficiente para defender el librecambio. Otro ejemplo más cercano sería el de España, que siendo miembro de la Unión Europea se ha adaptado de una forma menos dolorosa al mercado global, sobretodo partiendo de una tradición altamente proteccionista. En ambos ejemplos, el acuerdo de libre comercio o el de integración, acaban funcionando como un seguro anti desventajas de la globalización, ya que de otra manera estos países se habrían tenido que enfrentar de una forma mucho más brusca a los problemas derivados de la división internacional del trabajo a corto plazo esto es, en muchos casos, reconversión de sectores económicos que suele tener efectos negativos sobre tasas de desempleo, etc. Una reconversión que sí se da aunque estemos en algún tipo de proceso regionalista, pero de una forma mucho más suave.

Por lo tanto aunque no debemos afirmar que la apertura al mercado global sea dañina, puesto que existen multitud de ejemplo en los que la globalización ha traído el desarrollo, sí es criticable la hipocresía que, de alguna manera, parece imponerse cuando los países ganadores de la globalización que, como hemos visto no son tan pro-globalización como cabría pensar, dicen al resto de países: “abre tus fronteras y deja que el desarrollo entre”, lo que en la mayoría de casos se traduce como: “abre tus fronteras y deja que mis productos te invadan”. En conclusión, podemos decir que en este tema como en tantos otros, globalización si, pero no a cualquier precio.

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