miércoles, 4 de abril de 2012

La media reforma laboral


La última reforma laboral parece haber tenido una gran repercusión tanto en medios de comunicación como en colectivos sindicales incluso antes de haberse publicado. Antes de entrar a analizar la reforma, dado que este campo es compartido por dos tipos de profesionales: economistas y laboristas, es recomendable conocer al otro partícipe del mercado de trabajo: el derecho laboral. 
 
El derecho del trabajo nace con el objetivo de proteger a la parte débil de la relación laboral, siendo ésta, el trabajador, pero éste es un hecho que cambia a partir del año 2006, donde, desde Europa, se le redefine como un instrumento que se pone al servicio del orden económico con la intención de adaptar el derecho laboral al siglo XXI. Éste último punto de vista, que no tiene porque ser perjudicial o antisocial, a pesar de lo que se pueda pensar, un economista buscaría el equilibrio entre flexibilidad para el mercado de trabajo (empresas) y seguridad para los trabajadores. Siendo la denominada flexiseguridad o flexiguridad el equilibrio óptimo entre ambas (los economistas que lean esto, probablemente, ya estarán cruzando curvas mentalmente).
Una vez sentadas estas bases, se puede pasar a observar la última reforma laboral, claro que, no la repasaremos entera, sólo tres o cuatro puntos que creo son de mayor importancia, o cuyas consecuencias puedan afectar de una forma especial al orden económico o social:
En primer lugar, y es lo que más destacaría de la reforma, es que se avanza en la vía de la flexibilidad para las empresas, pero parece dejar a un lado la seguridad para los trabajadores. Si queremos un mercado laboral eficiente, ambos pilares son esenciales. Ahora bien, seguridad para los trabajadores no es altas indemnizaciones por despidos o contratos blindados, sino que se basa principalmente en formación y educación. Una individuo con una alta formación en un sector será bien valorado por dicho sector, y aunque pierda su empleo en una empresa no tendrá problemas para emplearse en otra. Es lo que los laboristas denominan: convertirse en un activo para el mercado.
En segundo lugar, la nueva modalidad de contratación: el contrato de apoyo a los emprendedores, en principio es una buena medida para que se pueda contratar con ciertas ventajas, pero creo que puede llevar a una situación que no es deseable. El contrato de emprendedores (para empresas de menos de 50 trabajadores) tiene como principal virtud que aquel que es contratado por esta modalidad tiene un período de prueba en la empresa de 1 año, por lo tanto, si es despedido antes de que finalice ese año no percibirá ningún tipo de indemnización por despido. Esto puede plantear una situación complicada, aunque no sería racional pensar que un empresario quiere despedir, al contrario quiere contratar puesto que ello significa que el negocio va creciendo, sí es posible que un empresario prefiera despedir a un trabajador, cuyo puesto no requiera mucha especialización, antes de que acabe su período de prueba e ir contratando anualmente ahorrándose de esta forma cualquier tipo de indemnización por despido. Esto sería muy perjudicial, porque crearía miles de puestos de empleo de una calidad muy baja, por ello la reforma contempla bonificaciones para las empresas que mantengan a estos trabajadores al menos 3 años pero, ¿serán suficientes?.
En tercer lugar, un punto muy criticado es que el empresario ahora puede modificar de forma unilateral aquellas condiciones laborales que no dependen de un convenio superior (sectorial, provincial,etc) y además, puede descolgarse de dichos convenios en acuerdo con sus empleados. En este sentido, este punto va a depender mucho tanto de cada caso, y puede tener consecuencias tales como que un empresario abuse de su poder de negociación para descolgarse del convenio, y entonces bajar salarios, alargar jornada laboral, etc hasta consecuencias como que se evite el cierre de una empresa que podría resultar demasiado heterogénea en el sector como para regirse por el mismo convenio que éste.
En conclusión, no podemos decir que la última reforma laboral sea una mala reforma, al contrario, va por el buen camino en el sentido en que aumenta la flexibilidad, pero está incompleta. Si nuestro objetivo es la flexiguridad que se ha obtenido en países como Dinamarca tenemos que avanzar en ambos frentes de forma paralela, no sólo fijarnos en sus bajos costes para despedir, también en su inversión en formación y, por supuesto, en su cultura empresarial.

1 comentario:

  1. EL problema de los activos de mercado, es que son pocos, y los pocos que hay se están marchando fuera, donde sí se valora esa capacidad y donde sí se da esa formación que aquí no ha existido.
    El índice de paro es alarmante sí, pero en un sector en concreto que todos tenemos en mente, un sector, que nunca se ha preocupado de aprender una alternativa al trabajo que tanto dinero les hizo ganar, y que ahora, les hace sentirse perdidos y clamando al cielo cuando agotan incluso las prestaciones no contributivas... Hay que dar formación, hay que aprender, pero sobre todo, hay que educar a "querer aprender".
    En efecto, se ha primado la flexibilidad a la seguridad, el paso siguiente, y justo, sería dar un paso al frente con la protección al trabajador, para que haya una equidad, el problema vendrá si eso no ocurre, y la brecha se hace demasiado grande.

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