jueves, 22 de marzo de 2012

Mirar al futuro, ikear el pasado.


"¡Qué demonios!, pues le quitamos las patas y las ponemos debajo del tablero, dijo Gillis. Y vaya si el paquete quedó pequeño y perfecto...”
Extraído de: La Historia de Ikea

En las últimas décadas hemos sido espectadores de un gran cambio en la economía, comparable al que produjo con la 2ª Revolución Industrial, pero esta vez no es la industria química la que se sitúa a la cabeza, sino que son las nuevas tecnologías
 
Esta Nueva Economía toca su punto más alto durante la administración Clinton, y será uno de sus consejeros, el premio Nobel Joseph Stiglitz quien en su libro los felices 90 explique con más detenimiento esta cuestión. Simplificando el análisis de Stiglitz, con la Nueva Economía se han creado empresas en los EEUU tales como: HP, Apple, Microsoft, Adobe, eBay, etc. Estas empresas,con una gran proyección, atraen la inversión extranjera que va en busca de rentabilidad, una inversión que podría provenir perfectamente del ahorro en costes que supone la deslocalización de industrias de la vieja economía en países emergentes. El resultado es una división internacional del trabajo perfecta: los países más desarrollados son líderes en alta tecnología y los emergentes en industrias intensivas en trabajo. El final de esta historia es de sobra conocido, pero lo realmente importante de ella es entender dos conceptos: Nueva Economía y Economía Tradicional, porque la posición que tomen los países con respecto a esto va a marcar dónde van a encontrarse dentro de un futuro no tan lejano. 

Pensemos en España, ¿en qué tipo de economía se encuentra?,¿hacia dónde se dirige?. Bien, en base a los términos del párrafo anterior, empezaremos por pensar en la Nueva Economía en España. No es muy difícil advertir que no tenemos un polígono industrial como Silicon Valley, pero lo problemático es que no hemos aprovechado los “años de bonanza” para crear algo que se le pueda parecer. Por poner un ejemplo, en EEUU se gastó/invirtió en educación en el año 2009 alrededor de unos 2.185,9 dólares per cápita, mientras que en España esa misma cifra no llegaba a los 1.240 dólares, así que podemos ver cómo fallamos en el primer pilar de la Nueva Economía, lo cual no importaría demasiado si tuviéramos una gran inversión en I+D, segundo pilar, de forma que aunque no creáramos grandes investigadores, nuestras empresas pudieran “importarlos” debido a su alto nivel de inversión en investigación y desarrollo. Como vemos en el gráfico siguiente,en el cual se muestra una comparativa del gasto en I+D (%PIB) entre España, EEUU y Alemania, esto no ha ocurrido.


Claro que no está todo perdido, al contrario, España tiene un lugar en la Nueva Economía que debe saber ocupar: las energías renovables. Se cree que en 2030 la energía eólica podría producir un cuarto del total de la energía mundial, llegando a producirse hasta el 50% mediante la utilización de otras energías renovables, como la solar. Si se invierte lo suficiente para potenciar esa industria en España, dadas nuestras ventajas competitivas en ese sector, ¿por qué España no iba a ser capaz de en esos 20 años convertirse en uno de los principales exportadores de energía?, si llegase a ocupar un lugar de liderazgo en las energías renovables, ¿qué le impediría producir y exportar el 15% o el 20% de la energía mundial?. Nada. Sólo es necesario potenciar ese sector y olvidarse de otros obsoletos como el del carbón, que dentro de 10 ó 20 años no nos servirán de nada en absoluto. 
 
En lo que respecta a la Economía Tradicional o Vieja Economía, ocurre algo curioso, porque con ese nombre puede pensarse que es algo más que agotado u obsoleto, pero no hay más que observar modelos de negocio como el de Inditex o como el de Ikea para advertir que esto no es así. En el caso de Ikea, una industria del mueble en un país con altos costes salariales como Suecia, podría pensarse que está condenada al fracaso pero su forma de reinventar el sector hace que no sea así. Como afirma el fundador de Ikea I. Kamprad: “la regla de oro de Ikea es que los problemas deben convertirse en oportunidades, si los proveedores deciden no venderte, ha llegado la hora de fabricar uno mismo”. En España debemos aplicar una filosofía de negocio que nos permita reinventarnos, porque también podemos ocupar un lugar importante en esta economía tradicional, teniendo en cuenta nuestras fortalezas actuales:
  • Alimentación: la gastronomía española es reconocida como la mejor del mundo, además de ser una dieta muy saludable. Este es un sector que engloba desde actividades primarias hasta terciarias, de forma que “ikeándose” puede llegar a tener mucho potencial.
  • Turismo: España fue en 2011 el segundo país más visitado del mundo, por detrás de Francia. Un turismo que, sin duda, debe mejorarse, sobretodo, teniendo en cuenta factores a como el gran legado histórico del que disponemos o la aplicación práctica que las nuevas tecnologías pueden ofrecer a este sector. No podemos limitarnos a seguir con el mismo modelo turístico de los años sesenta.
  • Construcción: la burbuja inmobiliaria española nos ha dejado con muchas empresas con un alto nivel de know-how y con un exceso de oferta de ingenieros que están de sobra preparados. Esto puede aprovecharse si tenemos en cuenta que existen países emergentes, como Brasil, India o China, los cuales están “todavía por construir”, en el sentido en que, en muchos casos, carecen de carreteras o sistemas hidráulicos. Debemos convertir éste problema es una oportunidad.
En conclusión, con este simple análisis, puede decirse que a España, como a tantos otros países, le queda una única opción: reinventarse para el futuro, conservando lo aprendido en el pasado.

2 comentarios:

  1. Es un punto de vista bastante optimista, optimista-realista?? Eso es otra historia...

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  2. Bueno, si la crisis económica nos lleva al pesimismo y el pesimismo a más decrecimiento, sólo un punto de vista optimista nos puede sacar del círculo no?

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